Por Feliciano Flores Fernández
Llanto y lamento por los aztecas.
Llanto, Lamento y exhorto para los morenos
Cuenta la gente mayor que nuevamente la Diosa madre de nuestros ancestros, Cihuacoatl, se lamenta y clama por el porvenir de sus hijos descendiente de la raza de bronce, de tez Morena, de sufrimiento histórico permanente.
Antes de la llegada de los invasores españoles, narran los Tlacuilos que, dentro de un significativo número de presagios sobre la caída del gran imperio azteca, estuvo el del llanto afligido de Cihuacoatl, quien dentro de la teología azteca era la “Diosa protectora de la raza” y sus lloros eran por la destrucción que se aproximaba y la angustia por sus amados hijos que en la gran Tenochtitlan habitaban.
Abundando al respecto, se narra en las crónicas de la época que ese augurio fatídico de la aparición de Cihuacoatl y su lastimero llanto era por el triste porvenir de los aztecas. Esta deidad surgía por las noches vestida de blanco ropaje, lamentando a través de su grito aterrador, de su afligido llanto lleno de impotencia y zozobra, el triste futuro de los mexicas; de sus labios humedecidos por tanto llanto derramado, surgían las palabras proféticas para los que en esta sagrada tierra vivían:
¡¡¡Ayyy hijos míooooos, ya ha llegado vuestra destrucción, pues ya tenemos que irnos muy lejos!!!” Y en otras ocasiones expresaba: ¡¡“Ayyy Hijos míooooos a donde os llevaré para que escapen de tan funesto destino?”
Estos lúgubres lamentos ocurrían según los escribas de aquella época, allá por los años de la segunda década del año 1500 y, aquella Diosa protectora de la raza de bronceada piel, se vio imposibilitada de salvar a su pueblo irrumpido, los invasores españoles aliados con diferentes reinos, se adueñaron de aquella maravillosa ciudad…de aquel gran imperio. Aquel pueblo guerrero, de valiente casta luchó hasta más allá de sus alcances, no bastó este gran esfuerzo y en 1521 fue sometido y dominado. La profecía de Quetzalcóatl se había cumplido…
Hoy, de nueva cuenta, por las avenidas, calles, y callejones obscuros de las grandes y pequeñas ciudades, así como en los valles, en las montañas, en los bosques, en las selvas, en los lagos, lagunas, ríos y riachuelos, que se tienen a lo largo y ancho del país, la gente de pueblo comenta que después de que el crepúsculo ha partido, aparece y desaparece aquella Diosa prehispánica o “llorona” española, lanzando su lloro tétrico, bañado de tristeza, de pena, de angustia pero sobre todo, de impotencia.
Ahora el llanto de Cihuacoatl no es por la invasión de aquellos hombres blancos y barbados que vinieron a destruir una maravillosa cultura. No, hoy el llanto de Cihuacoatl, es por la invasión que está sufriendo el Movimiento de Regeneración Nacional, que ha sido asaltado por personajes nocivos a la democracia, ahora, el llanto de esta deidad, es por los verdaderos militantes de Morena que han sido desplazados, ignorados, soslayados, humillados y mancillados dentro de su propio partido, que con tanto sacrificio esfuerzo, sudor y sangre construyeron.
Hoy los invasores neoliberales, provenientes de diversos organismos tradicionales, todos ellos paracaidistas políticos, llenos de excesiva ambición, corruptos distinguidos y delincuentes electorales reconocidos, contra quienes el pueblo votó en el 2018, festinan la toma de morena, un recinto donde anidaba la esperanza democrática. Hoy, esos anti LópezObradoristas de ayer disfrazados de morenos, se han adueñado de la única trinchera que se mostraba con perspectivas de alto signo para empoderar al pueblo.
Hoy Cihuacoatl, esa deidad vestida de blanco, presagia un triste devenir para el partido de la esperanza, mismo que puede tener sus inicios en los años venideros a través de una posible ruptura o una grave escisión; muchos de sus militantes y simpatizantes posiblemente salgan de sus filas para irse en busca de nuevos horizontes democráticos, donde tal vez se valore su participación. Hoy Morena como organismo político, está invadida hasta la médula no por la viruela del Mono sino por la viruela del Chapulín.
Hoy, Cihuacoatl a la vez que llora, gime y lamenta la triste situación por la que atraviesan gran cantidad de fundadores de Morena, luchadores sociales de principios y convicciones, de militantes y simpatizantes amantes de la democracia, también los exhorta a continuar luchando por rescatar este gran movimiento hasta donde sea viable hacerlo, en caso de no lograr este propósito, los incita a no caer en desánimo y buscar otras fuentes de participación al lado del pueblo—pueblo, quien, más allá del poder constituido se encuentra el poder constituyente que es el pueblo mismo.
Las dirigencias de los Partidos no deben estar más allá de la base, más allá de la militancia, ésta, siendo parte fundamental del pueblo, no debe mendigar el poder, ella es dueña de ese poder; por desgracia, tal parece que la oligarquía ha permeado en la dirigencia enquistada en Morena y desde ahí, intentan frenar hasta donde sea factible el proceso de la Cuarta Transformación iniciada por el actual presidente de la República.
Al parecer, este propósito Neoliberal contrarrevolucionario es apropiarse del partido, y se observa desde 2021 cuando los grandes grupos de interés aprovechando la imagen e identificación que por el prestigio de AMLO tiene morena con el pueblo, impusieron a través del dinero a elementos ajenos al Instituto. En las pasadas elecciones para consejeros sucedió el mismo fenómeno, nuevamente la dirigencia abrió las puertas a personajes de la derecha. Hoy, los conservadores intentan utilizar a Morena para llevar a la Presidencia de la República a un candidato que responda a los intereses del gran capital. Así ocurrió en la sucesión del General Lázaro Cárdenas, los grandes intereses del sistema capitalista se opusieron a que hubiese continuidad en el proceso que estaba consolidando los postulados revolucionarios inscritos en la Constitución de 1917.
A los vecinos del Norte y a los grandes capitalistas del país, de ninguna manera les convenía que en México continuara ese proceso de grandes logros sociales y alcances democráticos… de significativas transformaciones, era necesario interrumpir esa revolución y así fue, impidieron su avance. Parafraseando a Nemesio García Naranjo podemos decir Pobre México, tan lejos del divino cielo y tan cerca del infernal Imperio.
Cihuacóatl, a la vez que derrama llanto, arenga a sus hijos en desgracia: Hijos míos, jamás claudiquen, jamás desistan en su lucha, no es momento de lamentaciones, no es momento de solo señalar a los personajes que como dirigentes están, es un momento determinante que nos obliga a decir esta es la solución: depuremos a Morena señalemos y despidamos a los enemigos del pueblo, vamos a expulsar chapulines.Es necesario dar un ejemplo de rebeldía a nuestros hijos, evitemos que nuestra juventud aprenda a ser desplazada como lo hacen con nosotros los arribistas y oportunistas, ya que se darán cuenta no solo del enorme daño que se ocasiona al partido, sino también al irreversible perjuicio que se hace a la democracia.
Nuestro actual presidente de la República en su intensa lucha por rescatar al país de la oligarquía imperante, exponía que “las tiranías, las dictaduras, los cacicazgos duran hasta que el pueblo quiere, Esta cita que me permito inscribir debe motivar a la real y verdadera militancia de morena a efecto de actuar de manera decidida en contra de ese cacicazgo embutido en la cúpula del partido desde donde se le humilla y se le mancilla, reemplazándola por advenedizos contagiada por el virus de la ambición y la incurable enfermedad de la corrupción.
La actual dirigencia contaminada por el neoliberalismo y los falsos morenistas que a través de perversos y rústicos métodos se han apropiado de la cúpula del partido se sienten victoriosos, olvidándose que “No siempre llegar a la cima significa victoria. No puede hablarse de triunfo refiriéndose a la serpiente que arrastrándose ha llegado a la cresta de la montaña cuya majestad ignora…” solo el hombre que lucha por un ideal superior puede sentirse digno de estar en la cúspide, su presencia ennoblece y sublimiza a la cumbre solemne.
Hoy la militancia de Morena le corresponde rescatar la mística revolucionaria del partido que nos dio la oportunidad de tener a uno de los Presidentes de la República más identificado con su pueblo, a través de sus grandes logros, económicos políticos y sociales, y cuya forma de gobernar es ejemplo a nivel mundial. Recobrar Morena se hace indispensable a efecto de dinamizar el desarrollo de la democracia en nuestro país y esto solo será posible refundándolo o sustituyéndolo, es necesario un partido que emane en verdad del poder del pueblo, que esté atento a lograr los cambios que el país requiere, dando continuidad a la 4T, iniciada por el Presidente de la Republica. De lo contrario puede venir “una vuelta atrás” como sucedió recientemente en Italia.
La continuidad de la 4T requiere no solo de un sucesor de grandes alcances para seguir con los cambios obtenidos, sino de un partido de vanguardia en el propósito, de avance en las ideas; constructor de puentes por donde transiten los cambios que el país precisa, un Partido que al gobierno constituido le señale rumbos, le señale errores y le reconozca aciertos sin aplausos, un partido respetuoso de su militancia, evitando que ninguno de sus auténticos militantes, se le arrebate lo que ha conquistado a base de esfuerzo para favorecer a un advenedizo u oportunista profesional, ese militante con justa razón caerá en la decepción y jamás volverá a creer en el partido al cual entregó lo mejor de Sí.
Más allá de los partidos políticos y de dirigencias elitistas, está la militancia, y la verdadera militancia es pueblo. La militancia tiene el poder de la palabra y de la acción para evitar una democracia dirigida como se practica en los partidos tradicionales y como ya se ensaya en el partido de la esperanza.
Sin militancia no hay partido, “Sin lucha no hay victorias”, los verdaderos morenistas no están derrotados, la verdadera fuerza de morena es el pueblo adherido a la mística del LOPEZOBRADORISMO y dentro de este misticismo se debe permanecer a efecto de evitar males mayores en los procesos electorales que a corto y mediano plazo se avecinan.
