Antorcha pide Respeto al Presidente López Obrador

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Samuel Aguirre Ochoa

Por quinta ocasión consecutiva que ha visitado a Veracruz, el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador ha atacado y calumniado al Movimiento Antorchista Nacional, llamándonos de manera despectiva “Antorcha Mundial” y acusándola de ser una organización intermediaria y de quedarse con moches de los programas sociales, sin preocuparse de presentar alguna prueba que demuestre su afirmación. Simplemente es su dicho y ya. Antorcha ha aclarado infinidad de veces que dichas afirmaciones son falsas, que todos los programas federales fueron y son manejados por las Instituciones de gobierno y que en ningún momento estamos pidiendo operar dichos programas de transferencia monetaria directa; lo que si ha estado solicitando Antorcha son obras para los pueblos y colonias pobres de Veracruz y del país entero; obras de servicios básicos, que son elementales para que la gente tenga una vida digna, y con ello, disminuir los índices de pobreza y marginación.

En las visitas a Poza Rica, Tuxpan y Tantoyuca en el mes de marzo, los antorchistas aguantaron a pie firme dichos ataques y calumnias, pero ya no sucedió lo mismo en Coatepec y en Yanga, el pasado 31 de mayo y 1 de junio; en dichos lugares los antorchistas que estaban presentes estuvieron atentos y respetuosos escuchando el discurso del presidente López Obrador, pero se indignaron al escuchar que éste empezó a calumniarlos y la respuesta era obvia: todo aquél que se siente atacado, por instinto y de manera razonada tiende a defenderse. Por lo que de inmediato empezaron a decirle al presidente que estaba mintiendo, que le pedían respeto como mexicanos que son, ante lo cual el presidente de la república asumió una actitud pendenciera, amenazadora y manipuladora, aprovechando su poderoso aparato de sonido quiso hacer creer a los presentes que los antorchistas quieren manejar los programas, hizo la faramalla de un acto democrático de asamblea para intentar burlarse de los inconformes, cuando en realidad los antorchistas lo único que estaban pidiendo es que dejara de mentir, de calumniarlos.

Esta actitud pendenciera no es la de un presidente de la república, más bien parece la de un pandillero de barrio, que, en lugar de escuchar y atender los problemas de sus gobernados, prácticamente los reta a golpes, situación peligrosa porque con ello está logrando dividiendo y confrontando a los mexicanos. Afortunadamente los asistentes a dichos eventos son ciudadanos sensatos y no le siguieron el juego al presidente, se mantuvieron en calma y, a diferencia de la máxima autoridad del poder ejecutivo, asumieron una actitud de respeto y solidaridad con los antorchistas inconformes por las calumnias. Por ley el presidente está obligado a atender los problemas de todos por igual, buscar la unidad del país para que haya gobernabilidad y de esa manera enfrentar las dificultades que se avecinan con el vecino del norte, y las propias del país.

Por este medio manifiesto de nuevo la indignación de los antorchistas mexicanos, porque es clara la actitud del presidente de querer satanizar a una organización social que lleva 45 años organizando al pueblo trabajador de México para que mediante el trabajo, la gestión y la lucha conquisten mejores condiciones de vida en sus comunidades; ha orquestado una campaña de ataques para desprestigiar a sus dirigentes, para crearles una mala imagen ante la opinión pública, para más adelante fabricarles delitos de manera artificiosa y lanzar una campaña represiva en su contra, tal como hacen todos los gobernantes dictadores del mundo entero. Hago un llamado a la opinión pública veracruzana y nacional a que no se dejen confundir por las versiones amañadas de algunos medios de comunicación.

Desde aquí también le pido al presidente respeto para los antorchistas de Veracruz y de todo el país, de lo contrario que no se sorprenda de que suceda lo mismo que en Coatepec y Yanga, que la gente organizada en Antorcha, le plante cara, le exija respeto, así como obras de beneficio colectivo para las comunidades, obras que el gobierno tiene la obligación legal de hacer con el dinero que todos los mexicanos pagamos de impuestos. En cuanto a los programas de transferencia monetaria directa que está instrumentando su gobierno, exigimos sean entregados para todos los mexicanos y no solo para los simpatizantes del partido del presidente. También exigimos que no se obligue a quien los recibe a votar o a afiliarse al partido a donde los quieren llevar los autodenominados “servidores de la nación”.

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