Andrés Manuel sería, cómplice y solapador.

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Por Luciano Blanco Gonzalez.

La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. Así describe Miguel Cervantes Saavedra la alucinante lucha justiciera de Don Quijote de La mancha en el inicio de su gran batalla para desfacer agravios y  enderezar entuertos.

El caballero andante imaginaba magos, inventaba demonios, combatía contra monstruos y avizoraba dragones inspirado en la sola idea de servir a dios y de maravillar con sus hazañas a Dulcinea, la reina de su ensueño.

Así podemos ver a Andrés Manuel, un Presidente de la República Mexicana obsesionado en desfacer los viejos agravios que de por siempre han dañado a la patria y en darle un cauce recto a la administración pública de la nación que hasta ahora ha estado torcida y chueca en perjuicio de un pueblo ansioso de justicia y de orden que le ha impedido trabajar y crecer en armonía.

La diferencia es que aquí los enemigos de la transformación son reales y se pasean impunes haciendo gala de un poderío económico.-y armado en algunos casos.-Compitiendo con el Estado, enfrentándose a él, oponiéndose en sus estrategias para continuar gozando del privilegio que dan la impunidad y las incalculables riquezas que han saqueado al país.

Sus poderosos adversarios levantan la voz desde todos los foros por si mismos o a través de sus fifís, dispuestos a defender a sus antiguos amos de las embestidas del cambio que instrumenta y aplica el nuevo gobierno, para tratar de doblegar a un régimen que por su estilo hasta ahora conciliador, tolerante y aparentemente hasta cómplice, por su actitud color de rosa, en que hasta con fastidiosa jactancia, presume su disposición cristiana al perdón, basada en el supuesto de una reconciliación nacional a partir del amor y de la paz.

La percepción nos lleva a creer que este dicho del perdón es una estrategia para ganar tiempo en la implementación de drásticas acciones penales que ya se cocinan en las secretas cámaras de la cuarta transformación y que la simulada conformidad del presidente obedece a la necesidad de ganar tiempo a fin de contar con un Fiscal General de la República totalmente incondicional y obediente, para ejercitar sin pretexto alguno la acción penal en contra de quien convenga hacerlo sin importar el peso político, económico o de alcurnia de a quien se tenga que indiciar inclusive algún ex presidente, magnate o liderzuelo que han defraudado en su provecho a la nación.

Alejandro Gertz Manero actual encargado de la Fiscalía General de la República, no se la supo ganar, su actuar a sido tibio e ineficiente, cuidando con su prudencia para no cometer errores ni ganar animadversiones, la posibilidad de ser ratificado en la sesión de hoy, en donde podría lograr su objetivo, pero el hombre de absolutas confianzas de Andrés Manuel es el Licenciado Bernardo Batiz Vásquez, alfil de marras que se la a jugado en todo tiempo, exponiéndose en el campo de las batallas democráticas.

Sea quien sea, quien resulte designado como nuevo fiscal, deberá darle al país de inmediato la plena satisfacción de la exigencia generalizada de la población que quiere ver en los tribunales y en la cárcel a todos aquellos que por acción o por omisión contribuyeron a empobrecer mas al pueblo de México.

López Obrador se está dando cuenta que a la gente que conforma la delincuencia no la puede volver buena por la buena, con palabras dulces, consejos amables o con una feriecita para que no anden asaltando para la chela, no, la seguridad del país y de su población no es un asunto de buena voluntad, ni de juego o  motivo para un experimento, gran parte de las frutas que están en la canasta están podridas y necesita extirparlas, la delincuencia no entiende por las buenas y a veces ni por las malas.

Como tampoco entiende de la pérdida de tiempo con ir a explicarles a los vecinos que habitan por donde pasan los ductos de gasolina que ya no lo vuelvan a hacer, cuando hacerlo  se convirtió en su cómodo modus vivendi.

No, él necesita y ya lo sabe, ejercitar contra la delincuencia, toda la fuerza coercitiva del Estado Mexicano para someterlos al orden e inhibirlos, o estará haciendo con los nulos resultados, el más divertido y chusco de los ridículos y el pueblo tendrá derecho a tenerlo por ingenuo, mal interpretando su buena fe y distorsionando sus buenas intenciones, aunque no se canse de agradecer su ayuda y su comprensión en esta cruzada contra la corrupción y contra la delincuencia en general.

Ya verá que si aplica toda la fuerza de la ley, sin miramientos ni contemplaciones, sin privilegios y sin excepción para nadie,así sea parte de la cuarta transformación las cosas cambiaran, porque la ley no tiene compadres, ni amigos, mucho menos ideología o partido, así lograra hacer buenos a los malos aunque sea por la fuerza e impedirá que esta mala hierba siga creciendo y dañando al país y a todos.

Hasta ahora es que llega ya el momento de designar a un Fiscal de confianza que lo acompañe en la realización de su proyecto y nos coloca en condiciones de exigirle que abandone o cambie su república amorosa llena de candor y rebosante de ingenuidades en donde parece que los investigadores de los delitos están en sueños, que los tribunales están de adorno y que las cárceles fueron inventadas por un filósofo loco y desocupado.

Si Andrés Manuel no comienza a dar resultados plausibles, si su voluntad política no se endereza de manera contundente contra la delincuencia en las calles, en las agencias investigadoras, en los tribunales y en todos los órganos encargados de aplicar la ley e impartir justicia, entraremos a un momento decepcionante, con todo el derecho al pitorreo, identificando al Presidente Andrés Manuel como cómplice y solapador de quienes han infringido la ley y han saqueado al país de distintas maneras.

A dicho, “No soy tapadera de nadie” demuéstrelo Señor Presidente, actué, ya casi tiene el acompañamiento completo con el nuevo fiscal, la nueva Ley de la Guardia Nacional y todo un sistema jurídico que lo respalda.

Porque da la impresión que usted crea con los discursos y parodias sobre sus enemigos del pasado y los tradicionales del presente, auténticos demonios que con una facilidad absoluta los arroja a las fauces del pueblo para que sean devorados y satanizados, nos aparta de las instituciones de derecho y abona la justicia por mano propia, cuando si hay constancia de tantas vilezas su obligación es ponerlos a disposición de la autoridad competente para su debido castigo.

La leña para armar las piras humanas no son propias de un sistema democrático o de un Estado de Derecho, solo son la expresión de la más pura barbarie, lugar a donde iremos si el Señor Presidente no nos induce a conducirnos siempre en el marco de la ley.

Veracruz no se queda atrás en materia de justicia, pero acá la situación es diferente, todas las fuerzas del Estado y de la sociedad en suma están en contra del fiscal general del Estado, el soberbio y estorboso abogado Jorge Winkler, quien no ha tenido la capacidad de acomodarse a los nuevos tiempos de sencillez y de dialogo.

La sociedad no alza su voz para defenderlo, por el contrario cuando se manifiesta lo hace para repudiarlo, porque él fiscal, cuando pudo y cuando debió,no trato bien a la gente, a quien cuantas veces tuvo la oportunidad las agredió en sus continuos arranques de superioridad.

Su estancia en el puesto es degradante, todos sabemos que es un abogado capaz, pero todos percibimos que es un personaje carente de sensibilidad humana, es en otra dimensión el espejo del ex fiscal Luis Ángel Bravo, que en el mismo tenor quiso sostenerse en el poder para defender y proteger a su jefe Javier Duarte de Ochoa y para ello se enfrento a otro jurista y político de mayores vuelos que lo aplasto y finalmente lo llevo a la cárcel en donde aún permanece arrepentido de su necedad.

El Ingeniero Cuitlahuac García Jiménez, Gobernador del Estado,ha adoptado una conducta prudente frente al reacio Fiscal, pero esta consiente que en materia de persecución del delito no puede avanzar mientras Winkler permanezca ahí obstaculizándolo.

El Gobernador debe de experimentar mal estar estomacal cuando le informan que sus más señalados enemigos se pasean por el territorio veracruzano gozando de total impunidad, debe de experimentar impotencia y coraje cuando sabe que ahí los tiene sentaditos frente al Parque Juárez de Xalapa o sentaditos disfrutando lecheros y canillitas en el Puerto de Veracruz, sonrientes y tranquilos sabiéndose protegidos e intocables resguardados por la protección que les brinda su amigo.

Por eso se hace urgente la remoción del fiscal aun en contra de su voluntad, lo exige la sociedad, ya lo dispone la ley, pero debemos de tener calma, esperamos un buen juicio de La Cámara, con un procedimiento inatacable avalado por pruebas fehacientes que resistan la revisión que en esa materia harán las autoridades federales mediante el juicio de amparo.

Winkler Habrá de irse tarde que temprano, El Señor Secretario, Eric Cisneros, cuenta con un formidable cuerpo de abogados expertos en la materia que apoyaran con todos sus conocimientos jurídicos en la elaboración de los expedientes que habrán de llegar a las manos diestras del diestro Diputado Tuxpeño José Manuel Pozos Castro, quien agregara lo suyo y sabrá manejar con maestría tan delicado asunto que interesa y preocupa a todos.

En fin que en el difícil arte de desfacer entuertos, Don Quijote marchaba obsesionado, poseído por un embriagante y romántico desvarió, a Andrés Manuel lo ilumina en el farragoso camino de la transformación, una mística encantadora sobre la gente, que seguro esta lo seguirá hasta el precipicio en la búsqueda de toda la verdad y en la aplicación irrestricta de la justicia, máxime ahora que está en los tiempos de la gloria, cuya cúspide podrá alcanzar levantado por todos,si a su razón suma energía con resultados y no se aparte de los principios que le dieron energía para levantarse y construir la cuarta transformación.-El por delante. Por el bien de la causa.

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