Es una promesa, Dr. Gabriel Williams Mendoza.

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Así, fácil, en segundos quitan la vida de una persona, una persona como Héctor Velázquez Vázquez, un hombre cabal, con ideales y acciones, que buscaba el bienestar, -inclusive académico- y la justicia para su región, para su estado, pero sobre todo para quienes de él lo solicitaban. Eso, lo sabemos de sobra.

Para los encargados de procurar justicia en el estado, es tan sólo uno más, «pero que baja la estadística».

Mi más sincero pésame para la Lic. Lorena Sánchez, su esposa y compañera, para su hijos, para sus familiares.

Con la sana y democrática intención de ser el próximo Fiscal General del Estado, he recorrido la entidad veracruzana, -en ocasiones también acompañado por Héctor-, con la cruzada del justo medio, aquel que permita juzgar con justicia neutral, ajena a recomendaciones o imposiciones, justo medio que libere la paz y aprese la violencia.

He predicado en distintos foros, que sólo con ética y moralidad personal, habrá justicieros dignos de la comunidad, población ávida de justicia, necesitada de verdad y respetada por la paz.

He consignado en mi discurso, que los abusos de poder punitivo del estado, aplicados por aquellos del poder para mantenerse en el poder sólo traen aparejado pobreza, incertidumbre y desgracia al pueblo. Un sólo himno en una unísona voz, -«ya no, ya basta, no lo merecemos»-, es la máxima expresión de los veracruzanos.

El estandarte de la corrupción en Veracruz, ha sido y es, la ignorancia, seguida por la improvisación y el enriquecimiento, que como resultado, tiene la violencia y la ruina de la comunidad.

Mi condena al cobarde crimen en la vida del amigo, mi amigo Héctor Velázquez Vázquez, podrá ser ignorada por los responsables de la política en el estado y de la procuración de justicia, quienes con su indiferencia y soberbia, pretenderán simular maquillando con discursos sofistas, que en Veracruz, todo está bien.

Sería digno, pero sobre todo de respeto a los veracruzanos -que por cierto merecemos-, que en su discurso hablaran congruentemente, y la realidad percibida incluso vivida, -sea cual fuere-, coincidiera con la realidad por ellos anunciada y así, estaríamos entonces en el camino correcto.

Descansa en paz, amigo Héctor Velázquez Vázquez, pues en tu honor.

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